- Área: 17000 m²
- Año: 2011
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Fotografías:Marcos Mendizábal
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El desarrollo tipológico de los edificios de oficinas, corresponde a un prototipo en constante desarrollo desde principios del siglo XX y su evolución, va en directa relación con los cambios acaecidos en los sistemas de trabajo de las empresas y las variables tecnológicas que se van superando en cada una de las generaciones, desde los modelos emblemáticos iniciales, como son, el Seagram Building de Mies Van der Rohe o la Lever House de SOM, hasta los actuales. Donde los temas son prácticamente los mísmos: 1) plantas libres de muros con una estructura de marco rígido, en base a un núcleo de circulaciones verticales en el centro y estructura perimetral de columnas, para obtener unas naves diáfanas, que permitan cualquier disposición y máxima flexibilidad para cualesquier organización de oficinas y 2) proveer de una envolvente independiente de la estructura que regule la relación interior- exterior.
Ambas categorías de solicitaciones, marcan la genealogía de este prototipo arquitectónico, que parece no claudicar. Más bien todo lo contrario, se ha tranformado en el ícono de una arquitectura global y sobre un análisis crítico a éste, pasa necesariamente por la calidad de las respuestas a estos dos temas de arquitectura, evolutiva por excelencia, más que por razones de índole ideológico. Ahora bien, el problema arquitectónico implícito en el modelo, se sitúa en la relación que se establezca con el contexto y la ciudad y su impacto a nivel de calle, donde se expresan los mayores desaciertos.
En el caso de Torre Oriente, se trata de la nueva ciudad, la que es atravesada por una autopista urbana de alta velocidad y en un suburbio que está consolidando una densificación mucho mayor, con edificios de gran altura, que le dan un perfil de otra escala a la Avenida Presidente Kennedy. Sobretodo, por el costado Sur y ahora empieza a expandirse a la acera norte, en la que el edificio por ahora es una pieza única y excenta, frente al mall Alto Las Condes.En tal sentido, se ha concebido un vólumen muy nítido, un paralepipedo recto, para ser percibido de un sólo golpe a la velocidad del automóvil en marcha sobre los 80 kilómetros por hora, que es la presencia más recurrente que tiene, ya que en ese emplazamiento el movimiento peatonal es casi nulo.
Igualmente, dentro de esta neutralidad del prisma, aparece una segunda lectura más pormenorizada para la aproximación peatonal a éste y que consiste, en una fachada que combina elementos de aluminio opaco y cristal. Qué, mediante paneles cóncavos y convexos combinados piso por medio, crean un juego de luces y sombras a la fachada y le dan una escala y una modulación. En este aspecto, se evita caer en esas repetidas y a veces torpes simplificaciones absolutamente neutras de las torres de cristal, que además presentan una gran vulnerabilidad a las condiciones climáticas externas, con un bajo perfomance en cuanto a a su rendimiento energético. Y que simultáneamente, tal esquematismo, convierte al edificio en una maqueta de sí mismo.Aquí, muy por el contrario, se reinterpretan aquellos procederes de la arquitectura clásica -que a través molduras- en esta caso, completamente contemporáneas, le otorga el relieve necesario a la fachada que a su vez, reconce los tamaños de la escala menor y mayor, donde las parte y el todo están referidas armónicamente.
La condición excenta de la torre en el barrio y su contraste con la Cordillera de los Andes y el Cerro El Plomo al oriente, lleva a escoger un color gris metalizado para el aluminio y acuoso para los cristales, que de algún modo, pretenden dialogar con el colorido de las nieves eternas y las sombras de la magnífica montaña.